Concursos de acreedores en el mundo del fútbol: eso si es un cachondeo

Concursos de acreedores en el mundo del fútbol: eso si es un cachondeo
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Cuando hablamos de fútbol profesional, tenemos que diferenciar entre los grandes clubes que lo tienen todo y los pequeños que no tienen absolutamente nada. Suele haber muchos más en esta segunda división que en la primera, pero lo que ocurre con los clubes pequeños clama al cielo.

Para situarnos vamos a colocarnos desde los equipos con menos presupuesto de 1º división hasta 2ºB. La gestión de clubes de fútbol es deficitaria persé, bien porque gastan más que ingresan, bien porque hacen las cuentas con la calculadora del bolsillo del consejo de administración. Esto de vivir por encima de nuestras posibilidades lleva mucho tiempo de moda y los futboleros no iban a ser de otra manera.

El Presidente, Consejero Delegado o cargo similar de turno, llega al club sacando el talonario y prometiendo el oro y el moro. Como en este punto priman los colores y la pasión por la afición, los ayuntamientos suelen tener intereses en los equipos, en los campos de fútbol, en el retorno de la inversión que les genera el equipo y por este motivo realizan tratos de favor y operaciones al margen de la legalidad a favor de estos benefactores salvadores de los colores de la ciudad cada dos por tres.

El problema grave se origina cuando no existe una contrapartida de favor por parte de la administración local de turno y el club tiene que desaparecer. En ese punto, se realiza un paripé judicial instrumentado bajo un concurso de acreedores, se liquida el club en quiebra, se deja sin cobrar a todo incauto que haya vendido algo a crédito a un club y volvemos a comenzar la historia de nuevo.

Simple, mismo perro con distinto collar. El último ejemplo, Linares (Jaén) y su equipo entre otros muchos. Se vuelve a crear un equipo nuevo, aunque haya que descender de categoria o haya que recurrir a comprar alguna plaza en alguna división, los anteriores responsables siguen con las gestiones, tanto administradores de los clubes anteriores como los políticos responsables y aquí no pasa nada, todo sea por los colores.

Pues si, si pasa, claro que pasa. No se debería permitir estas irresponsabilidades por parte de administradores locales y empresarios del pelotazo pegados al balompie. Si un club de una ciudad está en situación concursal, allí no vuelve a jugar un equipo que represente a la ciudad hasta que no se pague el último céntimo de las deudas anteriores. Hay que ser responsable en la gestión y apechugar cuando sólo se quieren llenar los bolsillos a costa de los colores de un escudo.

Si esta norma se introdujera en el nuevo proyecto de reforma de la Ley concursal, se acabaría el tiempo de “pan y fútbol” para el pueblo que es lo que al fín y al cabo aplaca a las masas. Sigamos así, ese es el mejor camino para favorecer las corruptelas, los negocios turbios y toda la mafia organizada que orbita alrededor de los terrenos de juego.

Más Información | Diario Jaén
Imagen | CD Altorrincon
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