Cómo comprar la felicidad: gastando en otros (tu dinero, y no el de terceros)

Sin comentarios

Hay dos frases fantásticas de Woody Allen sobre el dinero Una es aquella de que el dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia. Me voy a detener ella, y en la posibilidad de comprar, con dinero, la felicidad.

Para ello voy a usar como excusa la charla de Michael Norton en TEDxCambridge, en la que defiende que podemos comprar felicidad gastando dinero en otros. Su teoría, lo que el deduce de sus experimentos, es que el gasto en terceros, con independencia de la naturaleza de mismo, genera más felicidad al que lo hace que el gasto en uno mismo.

Los veteranos del lugar tendréis un deja vu, ya que de estos temas ya hemos hablado largo y tenido aquí, tanto Javier, como Ónésimo, Marco Antonio o yo mismo. De la lectura de los mismos, eso de que el dinero no da la felicidad queda bastante relativizado (más o menos como eso de que los pobres heredarán el reino de los cielos).

Me parece sumamente tramposo el mencionar, al arrancar la charla, el caso de los ganadores de los premios de lotería, como base para seguir con este cuento. El problema no es tanto de la suma recibida, como de ser golpeados con ella de imprevisto, sin los mimbres mentales suficientes para poder soportarlo. Sabemos, o deberíamos saber, que se puede morir de éxito, les pasa a las personas y a las empresas que son incapaces de asimilar un éxito repentino (sobredimensionan su gastos, pierden la perspectiva de la realidad, etc...), pero concluir por ello que el dinero, gastado en nosotros mismos, no nos puede ayudar a obtener la felicidad es capcioso de narices...

Otro tanto ocurre con esos "experimentos" sociales consistentes en dar dinero para gastar en otros. ¿Por qué no les piden que gasten dinero propio, de su bolsillo, a esos estudiantes universitarios? Es que era verlo y acordarme inmediatamente de nuestros políticos y su defensa del neoconcepto de la solidaridad, gastando dinero de otros en terceros. Viva la fiesta.

Por supuesto, no voy a negar yo que el regalar dinero a alguien, que el ayudarle, genera un chute de endorfinas bestial, pero sólo cuando es auténticamente voluntario, y sobre todo cuando se hace con el dinero propio (como entiendo que es el caso que comentaban en Uganda). Cuando se tira del dinero de los demás para financiar formación, jardines u obras, algunos, para redondear su felicidad, ven necesario gastar algo en sí mismos. Así sin duda que serán tremendamente felices (que Norton se lo apunte como posible grupo de control en su próximo "experimento").

¿A qué nos suena a todos? Será por eso que en España, sin ser la Republica Centroafricana, el color verde es palido, pálido...

PD: La otra frase de Woody Allen es aquella que dice que el dinero es mejor que la pobreza, aunque solo sea por razones financieras.

Vía | TED

En El Blog Salmón | Dinero, poder, y la raíz del mal, ¿El dinero da la felicidad?

Temas
Comentarios cerrados
Inicio