En estas fechas gran parte de los municipios españoles están emitiendo los recibos del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), que los contribuyentes tendremos que satisfacer por la tenencia de propiedades inmobiliarias en el municipio donde existe la obligación de pago.
En los años anteriores, me refiero de manera especial a los años del ‘boom inmobiliario’, los ayuntamientos se apresuraban de manera interesada a actualizar los valores catastrales para recaudar un montante mayor de dinero, justificando su incremento en la escalada de precios de la vivienda. Esta fue una práctica generalizada, en un impuesto con una gran importancia en la recaudación de ayuntamientos y entes locales.
Este año las circunstancias han cambiado, y en un escenario de retroceso generalizado en el precio de la vivienda, corregidme si me equivoco, pero ningún ayuntamiento ha decidido corregir a la baja los valores catastrales.
No deja de sorprenderme el hecho de que cuando les interesaba incrementar el presupuesto de ingreso echaran mano a la ‘burbuja’ para conseguir sus pretensiones recaudatorias. Ahora claro está que no interesa cambiar la situación rezando ‘virgencita quedémonos como estamos’.
Bajo este punto de vista, la situación se torna claramente injusta hacia el contribuyente, que como siempre se sitúa en la posición más débil. Lo que propondría, no sé si por ley o por qué otro medio legal, es que las ‘tarifas’ de los ayuntamientos, es decir, los impuestos locales se ajusten a la realidad de los subyacentes a los que están indizados, porque de no ser así los cambios en estas figuras tributarias serán aprovechados siempre en favor de los que recaudan.
En El Blog Salmón | ¿Qué es el impuesto de bienes inmuebles o IBI?
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