El inquietante déficit de Estados Unidos

El inquietante déficit de Estados Unidos
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Hace justo un año, el 10 de noviembre del año pasado, el jefe del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson anunció que la deuda nacional había excedido los 9 billones de dólares por primera vez en la historia. Cuando George Bush llegó a presidente en enero de 2001, era de aproximadamente 3 billones de dólares. Desde entonces, y en siete años, la deuda se triplicó. Esta inmensa deuda es explicada en un 50% por las enormes cifras de gasto militar que en el caso de Estados Unidos es de un billón de dólares anuales, mucho más del doble del gasto de todo el resto del mundo en su conjunto; y el otro 50% es explicado por el exceso de consumo. Los estadounidenses se han acostumbrado a vivir de prestado gracias a que tienen la maquinita para imprimir dólares, pero esta falencia ha comenzado a pasar la cuenta.

Después de haber sido el acreedor más grande del mundo hasta fines de los años 70, Estados Unidos pasó a convertirse en el deudor más grande del mundo. La revista Time dedicó la semana pasada su número al mar de deudas de esa economía: The Sea of Debt. Muchos analistas se preguntan cómo es posible que la nación más rica y poderosa del mundo haya caído en un abismo tan profundo en tan pocos años. La respuesta, es muy simple: y es que al igual que en la economía doméstica, un país no puede gastar más de lo que gana. Los egresos de una nación no pueden ser superiores a sus ingresos de manera permanente, y menos aún en esas colosales cifras. Sólo China vende a Estados Unidos cinco veces más de lo que ésta le compra.

Si examinamos un gráfico de como se ha comportado la deuda desde el año 1940, vemos que, hasta 1980, ésta se mantuvo marcadamente constante, en equilibrio, sobre todo cuando la inflación se tiene en cuenta como factor de corrección. La deuda comienza a crecer desproporcionadamente a partir del año 1982, bajo la administración de Ronald Reagan, quien popularizó el concepto de los déficit no importan; pronto cruzó la barrera de los 2 billones y se duplicó, alcanzando en 1989 la cifra de 4 billones. Bajo el gobierno de George Bush padre, la deuda sigue creciendo aceleradamente y alcanza y sobrepasa los 5 billones. Con la administración Clinton, por primera vez, se producen superávits en el presupuesto y la deuda decrece hasta los 3 billones de dólares. Pero bajo la presidencia de George W. Bush, la deuda se dispara de nuevo, rompiendo cada año una nueva barrera que llegó hace un año a los 9 billones y que al terminar su mandato, el próximo 20 de enero, alcanzará la cifra colosal de 10 billones de dólares, esto es un 10 seguido de doce ceros.

¿Podrá el gobierno de Obama lidiar con este gigantesco endeudamiento? La respuesta no es tan sencilla y es lo que tiene a la crisis en vilo. Más aún cuando el gobierno, para contener las fuerzas recesivas deberá implementar numerosas políticas públicas, tal como ayer fue anunciado por el gobierno Chino. Este ejemplo lo dio Japón en su larga recesión de los años 90, gastando más cemento que todos los Estados Unidos en obras de infraestructura. Pero la diferencia de China y Japón con respecto a Estados Unidos es que mientras los países asiáticos apelaron a recursos propios, Estados Unidos deberá seguir pidiendo prestado. Está claro que una de las primeras acciones de Obama será pasar el sombrero. Y la segunda, hacer que Estados Unidos aprenda a moderar su consumo. La época del desvarío consumista entra en pausa obligada.

Imagen | mickdansforth

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