Arnold Schwarzenegger en su rol más ingrato

Arnold Schwarzenegger en su rol más ingrato
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Arnold Schwarzenegger nunca fue una gran lumbrera de Hollywood. Sus roles en Conan, el bárbaro y Terminador daban cuenta de un actor limitado y con poca gracia: parco y duro como los tótem y lejos de la pachorra de un John Wayne o un Gary Cooper. Así y todo, creó una leyenda. Que fue catapultada en Mentiras Verdaderas, una ironía de James Cameron sobre los espías encubiertos.

Schwarzenegger ahora se encuentra protagonizando el rol más duro de su historia: La caída de California, esta ciudad-mundo de los Estados Unidos que, por si sola, equivale a todo un país europeo con sus 38 millones de habitantes y sus 410.000 kilómetros cuadrados. Esta mítica ciudad es la prueba más palpable de la crisis que se vive al interior de la primera potencia mundial con pueblos y centros comerciales convertidos en ciudades fantasma, donde penan las ánimas como aquellas tétricas películas del lejano oeste.

California, uno de los mayores Estados de los EE.UU. está en la bancarrota, al borde de la quiebra con un déficit que se empina por sobre los 24.300 millones de dólares y con unos ingresos fiscales paupérrimos producto de la fuerte caída en el empleo, la industria, el transporte marítimo y el comercio.

Durante décadas, California fue destacada por sus enormes fortalezas: excelencia tecnológica, creatividad artística, fecundidad agrícola y un intrépido espíritu emprendedor. Pero las argucias económicas, los colapsos financieros, la caída en un 50% en la valor de las propiedades, y la quiebra de todo el sistema han terminado proyectando una profunda división y un lamentable estancamiento. El Estado de California se encuentra sin efectivo para hacer frente a los programas de la Salud Pública, la Educación, la ayuda al control de la natalidad, la prevención del VIH, el control de drogas y la seguridad ciudadana. Todo ha sido objeto de uno y otro recorte presupuestario en un intento de paliar el lacerante déficit que la tiene al borde del caos.

Muchas propiedades del Estado como el gran coliseo de Los Ángeles, los salones de concierto y los recintos feriales serán subastados. La Universidad de California verá recortado el calendario escolar y muchos profesores y funcionarios, serán despedidos.

La otrora mítica región protagonista de la fiebre del oro, se encuentra tan entrampada como algunos países europeos. Incluso se piensa dejar en libertad a gran parte de los 170 mil reclusos que albergan las 33 prisiones de California dado que no hay presupuesto ni para los guardias, el funcionamiento y la mantención. Y todo esto lo vive y lo sufre Arnold Schwarzenegger quien jamás imaginó que su último rol le depararía tamaños infortunios.

Más información En El Blog Salmón | La caída de un avión en llamas, La larga cabalgata por el desierto al atardecer

Imagen | Ambidanze

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