El verano anterior a...

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HOY SE HABLA DE

Ayer comentábamos entre los compañeros dos efectos para explicar la evolución del tráfico en los blogs económicos. Por un lado, un llamado efecto verano que propiciaba la desconexión de los lectores, del número de visitas, etc. Se trataría de algo estacional, evidentemente. Y por otro, el efecto madre de todas las crisis, que despertaría el interés de nuestro Juan Español medio por la economía y los temas vinculados a la misma, lo que conduciría a un fuerte incremento de las visitas.

Yo tengo mis dudas. Parto de una interpretación bastante personal, pero si ayer lo tenía claro, hoy, tras alguna conversación con clientes y amigos, más aún. Creo que se ha producido un efecto verano, pero algo distinto al clásicamente citado. Y por otro lado tenemos el efecto crisis con derivadas distintas a las generalmente esperadas. Y voy a poner un ejemplo.

Es habitual en el arte la repetición de una serie de tópicos, de esquemas que sabemos que funcionan. Y también lo es en la vida. Numerosas películas, novelas, obras de teatro, nos plantean un verano en el que la gente se despreocupa de los temas. Pero no son veranos cualesquiera, ni ese reseteo mental es el habitual. Son veranos en los que la gente sabe que esta antesala de algo que cambiará sus vidas, de que se aproximan momentos críticos.

Pensad en el verano español del 36 o en el europeo del 39. De alguna manera todos sabían lo que iba a ocurrir. Que estaba claro que Chanquete se moría, que nos iba a tocar pagar la cuenta de los excesos. Y en vez de prepararse para ello, se acentuaba la búsqueda de la evasión, del placer, de disfrutar de un último momento antes de la tormenta. Y este verano esa era la sensación que me transmitían determinados empresarios hosteleros. Irracionalmente bueno, para la que estaba cayendo y para lo que se esperaba.

Por tanto, la primera conclusión es que el efecto verano se había producido, pero de un modo mucho más acentuado. Si los veranos no eran para la prensa salmón, éste en concreto menos. Pero, ¿y este otoño de crisis?

Ciertamente percibo un mayor interés. A la fuerza ahorcan. Pero frente a esa tendencia manifiesta, hay otra subterránea. Me encuentro con personas que si bien antes se informaban ligeramente sobre, materias económicas, bursátiles, etc, ahora se niegan. Cierran los ojos, los oídos y su mente a la catarata de malos datos, a los miedos y medios interesados, al ruido informativo en una palabra. Prefieren no ver alterada su paz mental. Que lo haya de ser será, pero que no están dispuestos a que les mareen y jueguen con ellos y su salud mental. Creo que son una minoría, y creo que tarde o temprano volverán a ver necesaria su reconexión con la actualidad, pero sin duda son un grupo significativo en mi entorno. Y creo que merece la pena que sea recuperado con una información más equilibrada y equilibrante.

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