La persistencia del desempleo tras las crisis

La persistencia del desempleo tras las crisis
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Las débiles muestras de reactivación hay que tomarlas con el realismo que se merecen. Si bien no son señales que anuncien la luz al final del túnel, dan cuenta de que al menos la caída libre terminó y que ahora viene una larga cabalgata por el desierto. La trombosis o coma agudo de la economía en su conjunto no mostrará señales de recuperación hasta que el empleo comience a dar signos de vida reales. Y eso tomará tiempo.

A propósito de una consulta de Remo, compañero de este blog, y una referencia hecha a la lenta recuperación del empleo que dejan las crisis, he colgado esta gráfica para el desempleo en Estados Unidos, un caso bastante emblemático de la trayectoria del desempleo a nivel mundial, por ser un país de alta demanda e industrialización. La gráfica aborda las últimas cuatro décadas y muestra el impacto que han tenido las crisis sobre el nivel de empleo. Desde la del petróleo en los años 70, la crisis de la deuda de los años 80, hasta la crisis de las puntocom de principios de siglo.

Como vemos, la lentitud en la recuperación de los niveles de empleo previos a las crisis toma de 3 a 4 veces su proceso de destrucción, y por lo general, nunca retorna a los niveles iniciales. Prueba de ello es que los parámetros de empleo existentes a principios de los 70 (ver linea horizontal) no vuelve a registrarse en ninguna de las siguientes cuatro décadas. Es decir, los niveles de empleo existentes hasta principios de los años 70 no volvieron a recuperarse, y por lo general los pisos previos a las crisis no alcanzan a recuperarse (fijarse en como se dispara el desempleo en 1974-1975 o en 2001-2002 y comprobar la lenta recuperación). En la gráfica, la línea roja representa el total de reclamaciones por desempleo, que pasó de 2,5 millones en el año 2007 a los 7 millones actuales (el total de desempleados en EE.UU. llega a los 14,5 millones). La línea azul representa la pérdida mensual de empleos, que en los últimos meses ha estado en torno a los 600.000 personas.

Una caída en la tasa de disminución del empleo como la que hemos visto en las últimas semanas, no implica una disminución del desempleo. No podemos confundir una moderación en la tasa de crecimiento del desempleo, con una caída en el desempleo. Por cierto hay que celebrar que la economía no siga en el proceso de caída libre que se inició en septiembre con la quiebra de Lehman Brothers. Los paracaídas desplegados en estos últimos ocho meses han surtido efecto en el nivel de la macroestructura financiera pero a nivel de la microestructura, de las empresas y de los consumidores, los niveles de desequilibrio siguen siendo de cuidado.

En este sentido el empleo es una de las variables relevantes para medir la profundidad y la duración del ciclo. Pero es una variable rezagada de la actividad económica y por eso se sigue perdiendo empleo una vez que se ha “tocado el fondo”. El término acuñado para estos casos es el de “recuperación sin empleo”.

Para establecer un detalle más preciso, debemos mirar la tasa de cambio del total de horas trabajadas en la economía y dividirlo por el total de trabajadores. Las variaciones en el promedio de las horas trabajadas por el trabajador promedio nos entrega datos interesantes. De partida la mayoría de las empresas no reducen drásticamente su plantilla de trabajadores. Cuando ven una caída de la demanda, disminuyen primero las horas extras, para dejar más tarde al trabajador a tiempo parcial (media jornada) antes de obligarlos al retiro.

Al revés, cuando la demanda es creciente, las empresas tienden a poner fin a licencias, amplían los turnos de trabajo y ofrecen horas extras a los trabajadores existentes antes de contratar a nuevos trabajadores. Este fenómeno se conoce como “acumulación de trabajo”, y es atribuible a los costes de búsqueda, de contratación y de formación de nuevos trabajadores; y también a los costes afectivos y económicos que implica el despido de un trabajador. A ningún empresario le gusta deshacerse de un activo importante como es un trabajador calificado, conocedor del medio y con una experiencia valiosa. De ahí que el drama del desempleo sea doloroso para ambas partes.

Imagen | Calculated Risk

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