¿Arguiñano en Google?

¿Arguiñano en Google?
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No, tranquilos, por el momento, no creo que Carlos Arguiñano vaya a formar parte de la nómina de Google, pero lo que sí es cierto es que Google busca en todo el mundo dos chefs ejecutivos para los restaurantes de su sede central en Mountain View, hasta hace poco dirigidos por el estadounidense Charles Ayers.

¿Y qué ha pasado con Ayers? Pues muy sencillo. Ayers pudo comprar acciones a buen precio cuando el buscador aún no cotizaba. Desde la salida a Bolsa en 2004, su valor se ha cuadruplicado y hoy roza los 450 dólares el título. Con los ingresos, Ayers ha montado su propio local en el norte de California. Con lo cual, Google se ha quedado sin cocinero, pero lo más importante no es la fuga de Ayers, sino el motivo que hay detrás de esa búsqueda frenética de chefs en todo el mundo. La cuestión está en un simple tema de motivación y cuidado de los recursos humanos. La plantilla de Google ya casi alcanza las 5.000 personas y crece sin parar. La firma contrata más de 20 empleados por semana y recibe unos 150.000 currículos al mes. Todo el mundo parece querer trabajar para Google y sus competidores se quejan de que el buscador se queda con los mejores cerebros. Recordemos que, recientemente, Google se ha apuntado importantes tantos como el fichaje de Vincent Cerf, considerado uno de los padres de internet, o el del ex directivo de Microsoft Kai-Fu Lee, que le costó una demanda judicial del gigante informático.

Pues bien, ya no sabe qué hacer para captar y retener el talento y está recurriendo a cosas como incrementar de forma poderosa la oferta culinaria en Googleplex, la sede de la compañía.

Los trabajadores de firmas cercanas como Intel o Yahoo pagan por la comida en sus cafeterías, aunque los precios están subvencionados. En Google, todo es gratis. En Googleplex se pueden encontrar hasta tres restaurantes, además de punto de descanso en cada planta con café, bebidas, frutas y golosinas.

En el Café Pacific la comida es asiática y está dedicada a un país distinto cada semana. El Café No Name ofrece una amplia variedad de platos elaborados sólo con productos ecológicos. Y la enorme cantina central incluye bufé de ensaladas y sándwiches, postres y cuatro minirrestaurantes con comida americana, asiática, hindú e italiana. Los menús cambian cada día como incentivo para acudir al trabajo.

Vía | Cinco Días

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