¿Alguien se imagina un crecimiento del 20.531%? Pues eso es lo que ha crecido la población de Alcorcón (una ciudad de los alrededores de Madrid) desde el año 1950 hasta la actualidad. Ha pasado de ser una aldea de 759 habitantes a ser una urbe de 156.592 en apenas dos generaciones.
Si tratamos de extrapolar una cifra de crecimiento así a cualquier tipo de organización (una empresa, por ejemplo), nos podemos imaginar los problemas derivados del mismo: las disfuncionalidades, el desequilibrio entre necesidades y recursos, las tensiones generadas... Alcorcón es sólo un ejemplo, pero hay más: la población de muchos otros pueblos alrededor de Madrid se ha multiplicado de una manera exponencial a partir de la década de los 60. La actividad económica de la capital ha generado un poder de atracción enorme sobre otras provincias de España y también sobre otros países. Cuando el propio municipio de Madrid ha quedado saturado, y los precios de la vivienda se han hecho insostenible, las personas han ampliado la distancia que están dispuestas a recorrer a diario desde sus lugares de trabajo a sus viviendas, generando estos crecimientos en pueblos de los alrededores.
De fondo, dos debates: por un lado, la capacidad de estas ciudades para enfrentarse a las tensiones demográficas, sociales y de prestación de servicios derivadas de esta situación. Y por otro lado, la "lógica" detrás de este movimiento. ¿Tiene Madrid que ser, por fuerza, un centro de actividad económica tan excluyente para otras provincias? ¿Es esta situación "casual" o ha sido promovida (consciente o inconscientemente) por las autoridades? ¿Es eficiente? ¿Es sostenible?
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