Lo de Cristóbal Montoro ya se pasa de castaña oscura. El ministro de Hacienda nos puede caer mejor o peor, allá cada uno, pero lo que no se puede tolerar de ninguna de las maneras es que politice de la forma que lo está haciendo a la mismísima Agencia Tributaria, hasta el punto de crear malestar entre los propios inspectores y técnicos de la Agencia.
La última perla de Montero, que no la única en lo que va de legislatura, ha sido la filtración de los datos fiscales de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos. Antes ya lo hizo con Luis Bárcenas o Jordi Puyol, y no pasó nada. De la misma forma, en otras ocasiones no le ha temblado el pulso lo más mínimo para amenazar a medios de comunicación, actores o deportistas.
La información fiscal que maneja Montoro sobre los contribuyentes no está al alcance de cualquiera, como es obvio. Sin embargo, no se puede tolerar que haga un uso político de la misma con el fin de amedrentar a sus rivales y ganar el discurso para su grupo político.
El artículo 95 de la Ley General Tributaria establece "el carácter reservado de los datos fiscales", por lo que no me explico por qué Montoro utiliza la Agencia Tributaria como si de su propio cortijo se tratase y nadie le pone freno.
Las consecuencias de la incompetencia de este ministro pueden traducirse en actuaciones de control de la Agencia Tributaria frustradas, como bien ha pasado, por ejemplo, con la declaración paralela presentada por Monedero para evitar una posible sanción fiscal, al igual que hicieron los tenedores de las tarjetas black de Bankia tras anunciar Montoro que actuaría contra ellos.
Parece obvio que a Montoro no le interesa lo más mínimo que los inspectores y técnicos de Hacienda puedan hacer bien su trabajo. Para el ministro, lo principal es el beneficio político. Una auténtica vergüenza.
PD: cuidado con lo que decís en los comentarios, que igual enfadamos a Montoro y nos saca los colores fiscales...
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