Hace unos días Alejandro nos comentaba cómo se están estableciendo distintos sistemas de loterías y recompensas a los ciudadanos para que controlen cómo sus compras se declaran por parte de las empresas. El caso es que en España, ya existe un sistema creado que es perfectamente válido para mejorar los flujos de información tributaria que permitiría acabar parcialmente con un volumen importante del fraude fiscal.
El sistema al que me refiero, es a la declaración informativa de los libros de IVA (modelo 340), que se creó en 2008 y que en principio iba a obligar a todas las empresas a que remitieran sus libros de facturas emitidas y recibidas a Hacienda. ¿Qué ocurre con esta declaración? Que hacienda tendría perfectamente controlado a nivel de NIF el volumen de compras y ventas de cada uno de ellos, dentro de los flujos comerciales entre las empresas.
El control en el flujo de ventas, la clave a seguir
Partiendo de la premisa que normalmente todas las empresas que tienen bancarizado su cobro, no ocultan ventas por motivos evidentes de rastreo de sus movimientos, si pensamos en la cadena de valor de cualquier producto o servicio, podremos seguir la trazabilidad de los productos y servicios a nivel de NIF. El fabricante A, vende al mayorista B que a su vez vende a los comerciantes C,D y E, hacen que hasta el comprador final, tengamos controlado dónde van dichas compras.
Ahora, si queremos controlar el destino final de dichas compras, tenemos que establecer la obligatoriedad de comunicación del NIF para compras superiores a una determinada cantidad, o bien, obligar a notificar las existencias a final de ejercicio. Con ese sistema, Hacienda tendrá claro en todo momento la relación de compradores que han actuado en la cadena de valor y controlará los inventarios de los distribuidores finales. Primera pata del fraude controlada cuando realmente obligas a la cadena de distribución que notifique sus libros de facturas e inventarios.
El sistema no es perfecto, pero solventa muchos problemas
Si Hacienda procesa a nivel de NIF todo el volumen de facturas, tiene una inmensa base de datos, el famoso big data que tanto hablamos, para conseguir determinar qué ciudadanos realizan actividad económica y cuáles no por el mero hecho del control de sus compras. Pensemos en todas las facturas que nos emiten cada día, en suministros de todo tipo y ahora pensemos en la obligatoriedad de notificar el NIF si compras por encima de 500 euros en cualquier establecimiento.
Ese fontanero, pintor, carpintero o ese bar en módulos, lo tendrá bastante más complicado para no emitir sus facturas puesto que no tiene lógica que tú hayas comprado por ejemplo materiales de fontanería a lo largo de un año de 4.000 o 5.000 euros y que no tengas actividad económica. Si a esa compra le sumamos la existencia de líneas de teléfono, reparaciones en vehículos o incluso consumo eléctrico en bajos, ya tenemos la vía de actuación casi resuelta.
¿Por qué no se ha puesto aún de manera obligatorio el modelo 340?
Básicamente porque según comentan los propios técnicos del Ministerio de Hacienda, el volumen de información a procesar es tan sumamente grande que los propios sistemas informáticos de la AEAT no están preparados aún para ello. Actualmente esta declaración mensual de los libros de IVA sólo es obligatoria para las empresas que están inscritas en el régimen mensual de devolución del IVA, pero la AEAT debe agilizar al máximo su entrada en vigor absolutamente para todas las empresas.
También es cierto que requiere una mayor profesionalización de la gestión empresarial, sobre todo en las pymes, pero esta propia profesionalización en la gestión empresarial redundará en beneficios evidentes para las propias empresas. No es de recibo el poco control que tienen muchas empresas sobre sus propias actividades.
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