Los rascacielos son un tipo de edificio que se construye en épocas de prosperidad económica, se trata de una inversión a largo plazo, contratar a un arquitecto de renombre, obtener permisos, etc. Todo para montar un edificio que sobresalga sobre el resto de la ciudad y sea emblemático. Ahora que la financiación es mucho más difícil de conseguir los rascacielos se han parado, en Manhattan se han parado edificios que serían emblemáticos, como el de Herzog & De Meuron. Hay una hipótesis según la cual los rascacielos son el presagio de un desastre económico. El Empire State y el edificio Chrysler de Nueva York se abrieron poco antes de la crisis de 29, son el ejemplo más conocido, pero la torre Eiffel se abrió antes de una recesión en Alemania y Francia, las torres gemelas y la torre Sears se abrieron con la crisis del petróleo (año más, año menos). Un ejemplo reciente serían las torres Petronas en Malasia, que se finalizaron poco antes de la crisis asiática.
Si esta teoría fuera cierta los rascacielos se convertirían en los cuervos de anuncian un futuro triste, al estilo del síndrome de la bandera en el mástil. Tiene cierto sentido, en tiempos de exuberancia irracional se hacen inversiones irracionales porque se confía en un futuro brillante de crecimiento ilimitado. La verdad es que no necesitamos rascacielos, pero parece que no nos podemos resistir a ellos.
Poco antes de la crisis nos encontramos que se inauguraron las cuatro torres en Madrid y la torre Agbar en Barcelona, todas como símbolo de poder económico. En el panorama internacional tenemos el Burj Dubai, predecesor de la crisis inmobiliaria en la que se adentra el emirato.
También hay que avisar que no todos los rascacielos se construyen justo antes de una catástrofe económica, por ejemplo la torre del Commerzbank en Francfort se inauguró en el 97. No obstante, viendo los otros resultados tal vez sea interesante estar atentos a las construcciones que suben demasiado.
Más información | El País, Urbanity Imagen | Flickr de octal