Subvenciones a "gin tonics" y el "siempre se ha hecho así"

Subvenciones a "gin tonics" y el "siempre se ha hecho así"
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Esta semana hemos tenido polémica en el Congreso. El motivo ha sido que al salir a concurso la gestión de la cafetería del Congreso de los diputados se ha descubierto que el ganador tiene una subvención para que los precios estén limitados. Y entre estos precios limitados están las bebidas alcohólicas de alta graduación, como los gin tonics.

La polémica ha sido tal que el presidente del Congreso, Jesús Posada, ha explicado que se van a retirar las subvenciones a las bebidas de alta graduación. De sus frases me quedo con dos cosas: las disculpas, explicando que no es la imagen que quieren dar de los diputados (y me imagino que efectivamente la cafetería del Congreso no es habitualmente lugar de borracheras); y con la frase de que esta subvención estaba en el pliego porque siempre ha sido así.

El "siempre se ha hecho así", lo que debemos eliminar de España

Es muy común, cuando hablamos de lo que hay que reformar en España, llegar al punto de que la única razón para no cambiar las cosas es que "siempre se ha hecho así". Efectivamente, las costumbres y tradiciones están arraigadas en todas las culturas. Pero si un país no funciona, y España no funciona, hay que replantearse todo.

Que nadie en el Congreso pensara que dedicar dinero público a subvencionar gin tonics con la que está cayendo es grave. Aunque al final sólo se consuman tres gin tonics al mes. Pero lo más grave es que nadie se plantee el motivo de subvencionar, en general, la cafetería del Congreso.

Según la lista oficial de precios de la cafetería del Congreso el menú de comer, con autoservicio, cuesta 9 euros. Es decir, está muy poco (o nada) subvencionado, ya que por la zona se pueden encontrar precios similares, y en Madrid es un precio habitual por un menú de medio día (y sin autoservicio). En cambio, café, vino y cerveza están subvencionados (y las bebidas de alta graduación, que a partir de ahora no lo estarán).

¿Por qué no nos planteamos el motivo de estas subvenciones? Puede que en los años 70 fuera normal que las cafeterías de los edificios públicos estuvieran subvencionados. La relación entre sueldos y el precio de la comida podía ser, para algunos trabajadores públicos, muy ajustada. Pero hoy en día esto no es así.

Hoy en día podemos eliminar sin ningún problema esta subvención. Simplemente sacar a concurso la contrata de la cafetería y obligar a que pongan los precios de los distintos servicios para la duración del contrato y elegir la más ventajosa (precio, servicio y calidad). Pero sin subvenciones.

¿Cafeterías universitarias? Lo mismo

Otro tema del que se ha hablado muy poco son las cafeterías en las universidades públicas. También tienen su subvención y la idea era que los universitarios cuentan con poco dinero y los precios deben estar ajustados. Pero realmente esta política de "café para todos" no es económicamente efectiva.

Por un lado está claro que las universidades deben elegir las contratas que lleven sus cafeterías con un criterio de precio, servicio y calidad, pero sin subvencionar. Si hay alumnos que no pueden pagarse la comida, para eso deberían estar las becas comedor. Es una forma más efectiva de emplear el dinero que subvencionar todos los productos que se venden.

Y no hablemos ya de las borracheras que hemos subvencionado con dinero público, ya que todo el mundo sabe que la cerveza y el alcohol en general es (o era) muy barato en las cafeterías de la universidad, ya que estaban subvencionadas. Ahora no tengo muy claro si llegaron a prohibir la venta de alcohol en las universidades, cosa que no veo necesaria (los estudiantes son adultos) siempre que no haya dinero público de por medio.

Conclusión, replanteemonos nuestras costumbres

España no funciona. Y por tanto cada vez que un político o un gestor de lo público tiene que renovar un contrato debería plantearse unas cuestiones: ¿Por qué lo hacemos? ¿Tiene sentido? ¿Qué pasa si dejamos de prestar este servicio? Dejemos de hacer cosas simplemente porque siempre se ha hecho así. No veo ningún sentido a que se subvencione la cafetería del Congreso, cuando diputados, empleados y visitantes pueden permitirse pagar precios libres. Y tampoco lo veo en ninguna cafetería de un edificio público, incluso en las universidades que sería el caso más polémico.

En El Blog Salmón | Señores Diputados ¿cuánto vale un café? Imagen | Tiago

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