Érase una vez...el Gasto Público

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Como me gustaba la serie Érase una vez el Hombre. No se que fue antes: si mi pasión por la Historia, o el descubrimiento de esta serie. Me da igual. Observo con desilusión que no hay nada parecido en la parrilla televisiva actual. Ni siquiera en los medios controlados por los poderes públicos, esos que los ostentan bajo la excusa del interés social y demás cuentos para asustar a ancianas. Nada. Lo más parecido es el Cuéntame, y alguna telenovela, pero entre nosotros, si en Erase, con el tiempo uno percibía ciertos sesgos (y aun así le gustaba), en las series españolas tengo claro que se orientan según sople el viento gubernamental. Pero no quiero seguir por ahí.

A nuestros políticos en general, por mucho que algunos se llene la boca con neotérminos como la Memoria Histórica, no les interesa una ciudadanía que conozca la Historia, que le guste, que investigue en ella. A alguien que conozca su pasado es más difícil engañarle sobre su futuro. Y eso supone una disminución del poder de nuestros políticos que no están dispuestos a consentir.

Quizás ello explique los escasos reparos que esta poniendo la gente ante la elevación a los altares del Gasto Público. Todas ls soluciones pasan por un incremento del mismo, y muy pocos se cuestionan su efectividad y las consecuencias a medio o a largo plazo. Nadie habla de la diferencia entre inversión y gasto corriente. Apenas se habla de su financiación. Nada. Y la Historia tiene enseñanzas que ofrecernos al respecto:

  • La Roma Imperial cayó por muchos motivos. Pero entre ellos, por el brutal coste que suponía el mantenimiento del Imperio con sus ejércitos y sus fronteras, asi como el gasto público que debía mantener la paz social (ya se sabe, el pan y circos). En el momento en que la expansión se freno, en el momento en que el sistema esclavista se vino abajo, las gráficas de ingresos y gastos públicos reflejaron dos evoluciones bien distintas.
  • El Imperio Español de los Austrias se desmorona fundamentalmente por el fortísimo volumen del gasto público, por la enorme burocracia a mantener, por la pésima administración de los recursos que gestiona un Estado con tendencias monopolizadoras. ¿A nadie le suena de nada?
  • Edición alemana de la Teoría General de Keynes. En ella, el autor reconoce que sus ideas son “más fácilmente adaptables a las condiciones de un Estado totalitario”. Galbraith ve a Hitler como el autentico protagonista de las ideas keynesianas. Que curioso, voy a coincidir con Galbraith por una vez. Y es que lo que no se dice es que el modelo económico nazi, en el que por un lado se garantizaba paz social a los empresarios a cambio de la eliminación de la democracia y de los sindicatos de clase, todo ello regado con abundante gasto público, no era sostenible sin una clave esencial del pensamiento nazi: el espacio vital, el expansionismo, la apropiación de los recursos de terceros.

A largo plazo todos muertos, decía Keynes para burlarse de aquellos que sostenían que el mercado tendía al equilibrio en dicho horizonte. El, en el fondo, era el primero que sabía que su sistema era inviable estructuralmente. O que de serlo sólo lo sería en base a la destrucción y la muerte.

Lecciones de la Historia.

En El Blog Salmón|¿Qué significa impulsar la economía de un país?
Vía|Liberalismo.org
Más información|El Catoblepas

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