La histórica encrucijada del gigante asiático

La histórica encrucijada del gigante asiático
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Ante la caída de la producción económica mundial provocada por la ostensible baja en la actividad de Estados Unidos, cuyos datos para el último trimestre del 2008 indican una contracción del 6,2%, la atención comienza a centrarse en China y en el protagonismo del gigante asiático para evitar una profundización mayor del desplome recesivo que acecha al planeta.

En este escenario, China es un país que no se detiene. Wen Jiabao ya habló de la confianza que es necesario reinstalar en un mundo que se ha materializado en exceso durante su esperada visita a Londres. A su vez, la presencia de Hillary Clinton en China la semana pasada, demuestra la importancia que tiene este país para enfrentar el duro desafío de los días que corren. ¿Qué ha llevado a China ser la tercera economía del planeta?. ¿Cuáles son las diferencias que separan al modelo chino de occidente?

Un aspecto clave del éxito que ha tenido China desde que dio inicio a su transición a una economía de mercado es su base en estrategias y políticas flexibles, lo que ha dejado margen a la creatividad, rompiendo cadenas con las leyes económicas que muchas veces, de rígidas, estancan a los países. En este proceso, China ha privilegiado la innovación social aceptando que no se puede transferir “tal cual” la institucionalidad económica que funcionó en otros países pues detectó que los puntos de partida eran diferentes. Esta es una lección clave para aquellos que piensan que por instaurar un modelo económico de pizarrón, se solucionan los problemas. Y que el mercado se encargará de resolverlo todo. China tuvo claridad al establecer que cada país tiene realidades diferentes y que son los procesos los que deben ajustarse a la realidad social y no al revés.

El modelo económico de socialismo de mercado, le significó a China crecer desde mediados de los 80 y hasta el año 2007 a tasas del 12% a 13% anual, lo que indica que cada seis años duplicó su nivel de vida, sacando de la pobreza a cientos de millones de chinos. Y en este proceso, aprendieron que para que el crecimiento sea sostenible no se debe descuidar la mirada de largo plazo. Por eso China, a diferencia de otros países, especialmente de EEUU, ahorró. Y ese ahorro que quizá no habría sido posible si se dejara todo al libre arbitrio, puede ser una tabla salvadora en este maremoto que estamos viviendo.

Por otra parte, hay conciencia de los límites ambientales y de que los patrones de consumo intensivo de recursos naturales aceptados hoy en los Estados Unidos serían un desastre para China… y para el mundo entero. Además, a medida que una proporción más creciente de la población china migra a centros urbanos (entre 35 a 40 millones al año, es decir: 100 personas por minuto) se hace necesario hacer que estas ciudades sean lugares habitables, lo que exige una cuidadosa planificación que incluya parques y sistemas de transporte público que constituyan una mejora efectiva en la calidad de vida de su gente.

China intenta distanciarse de la estrategia de crecimiento basada en exportaciones, que significó el éxito de los llamados tigres asiáticos, y que permitió la transferencia de tecnología que ayudó a cerrar la brecha del conocimiento mejorando aceleradamente la calidad de los bienes manufacturados. Para China, el crecimiento impulsado por las exportaciones significó que podía producir sin preocuparse de desarrollar el mercado interno. Ahora, para cumplir el reto de reestructurar su economía y hacerla menos dependiente de las exportaciones y de los bienes para cuya producción se hace uso intensivo de recursos naturales, China debe estimular el consumo. Mientras el resto del mundo se esfuerza en aumentar el ahorro, China, con una tasa de ahorro de más del 40% (única en el mundo), se esfuerza en hacer que su gente consuma más. Parte importante del brote inflacionario vivido entre 2007 y 2008 tiene que ver con el alto incremento en el consumo chino de leche, maíz y trigo.

A medida que China se distancia del crecimiento impulsado por exportaciones, tendrá que buscar nuevas fuentes de dinamismo en sus crecientes filas empresariales, lo que exige un compromiso con la creación de un sistema de innovación independiente. Por largo tiempo China ha invertido fuertemente en educación superior y tecnología; ahora se está esforzando por crear instituciones de nivel mundial. Son las lecciones de un país que aprovecha la modernidad pero sin olvidar su identidad tras cinco mil años de historia.

Más información | China ya es la tercera economía mundial, En China parece que no se enteran, China, el gigante también sufre
Imagen | Flickr: plate of the day

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