Tarjetas de visita diferentes

Tarjetas de visita diferentes
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HOY SE HABLA DE

Y otra de impactos visuales. Si ayer hablábamos de crear impacto visual con un curriculum vitae, hoy trasladamos el esquema a otro elemento que, si nos descuidamos, pasa desapercibido: las tarjetas de visita. Ese símbolo de status, ese arma para competir contra los demás que tan bien reflejaba Patrick Bateman en el American Psycho de Bret Easton Ellis.

Las tarjetas de visita son, por sí mismas, un mero contenedor de datos: nombre, dirección, teléfono, email, empresa, cargo... En sí mismas tampoco tendrían que significar nada, y menos aún en estos tiempos que corren en el que los datos se van directamente a una agenda electrónica (yo, personalmente, todas las tarjetas que recolecto las paso diligentemente - bueno, algunas veces más diligentemente y otras menos - a la agenda y las tiro a reciclar). Hay protocolos de intercambio de información electrónica que permitirían transmitir los datos vía bluetooth por ejemplo de móvil a móvil, o de PDA a PDA. Y sin embargo, todos seguimos usando las tarjetas de visita. Cuando las relaciones son de uno a uno, la necesidad de que tu tarjeta destaque es menor: al fin y al cabo, has dispuesto de un cierto tiempo para que tu interlocutor hable contigo, te conozca y tenga referencias tuyas. Pero hay otros momentos en los que los rostros y las tarjetas se suceden: ferias, eventos de networking y similares. En esos días, es fácil conocer a decenas de personas y recopilar decenas de tarjetas, y tu interlocutor hará lo mismo.

Y al día siguiente, cuando se ponga a repasar los contactos que ha hecho y las tarjetas que ha recogido, se encontrará con un montón de rectangulitos de cartulina, con logos, nombres... ¿cuánto valdría, en esos momentos, haber entregado una tarjeta "diferente"? En Ateneupopular (vía Microsiervos) han recopilado 50 diseños de tarjetas que se salen de lo que estamos acostumbrados. Hay algunas más "normales" y otras definitivamente rompedoras. Quizás podamos encontrar alguna idea para cambiar las nuestras...

La pregunta, al igual que con el CV, es... ¿nos atreveríamos a llevar y entregar estas tarjetas o somos demasiado clásicos y nos da demasiado miedo destacar?

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