Al menos, en términos de rentabilidad. La bolsa española ha cerrado el primer semestre de 2006 con una rentabilidad del 7,6%, sólo superada por la Bolsa de Honk-Kong y su 9,35%. Podría pensarse que esta es una buena noticia, y quizás lo sea. Pero estos meses han estado marcados por la intranquilidad. La relativa euforia de principios de año, que sirvió para acumular ganancias de hasta el 12%, dió paso a unas semanas en las que dichas ganancias prácticamente se evaporaron para, después, tan solo en el mes de junio, recuperar hasta los niveles finales.
Esta volatilidad generalizada dibuja un panorama complicado para los inversores, especialmente para los pequeños, que pueden verse atrapados en uno de esos movimientos de subidas y bajadas sin saber muy bien por qué. Es posible que en los próximos meses sigamos viendo comportamientos de este tipo. A medida que vaya llegando a los parqués el dinero procedente de otras inversiones (especialmente del mercado inmobiliario, cuyo atractivo como inversión se irá moderando), se producirán más compras de valores. Pero teniendo en cuenta los factores de inestabilidad de los mercados (la crisis de la que parece que se sale pero que no, los precios, el petróleo, la situación geopolítica, etc.) ese crecimiento no será sostenido, sino sometido a "sustos" que harán necesario permanecer muy atentos si no queremos vernos "fuera de juego".
Vía | El Mundo