Las aseguradoras vuelven a las andadas: buscan la rentabilidad abusando de riesgos

Las aseguradoras vuelven a las andadas: buscan la rentabilidad abusando de riesgos
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Han pasado casi nueve años desde que nos desayunamos con un titular como este: "AIG se desploma y amenaza con otro "tsunami" financiero mundial. Era el 16 de septiembre de 2008 y, por lejana que parezca la situación, un titular muy parecido podría volver a conquistar las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo.

Al menos, así lo estima BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundos, tras el test de estrés que ha realizado sobre cinco billones de dólares de la industria de inversiones estadounidense.

En línea, con lo que hacen la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo, BlackRock ha tratado de ver cómo reaccionarían más de 500 aseguradoras ante la llegada de un nuevo colapso. El resultado no podía ser más estremecedor. Casi un decenio después, el riesgo es incluso mayor que en 2008.

En caso de que algún cisne negro aterrizara sobre las finanzas mundiales en este momento, existe el riesgo de que más de la mitad de las aseguradoras analizadas tuvieran que hacer uso de, al menos, un 11% de sus reservas, una cantidad "superior" a lo que necesitaron hace nueve años. Es más, aseguran desde BlackRock, el riesgo de contagio con el resto de actores del mundo financiero también es muy superior.

Deseperado

Busqueda desesperada de rentabilidad

Una primera lectura de esta situación es que no se ha aprendido nada de la crisis financiera, pero no solo ese es el problema. La situación de riesgo en la que se encuentra el sector asegurador mundial en este momento es consecuencia directa de la política de tipos de interés mínimos que los principales bancos centrales de todo el mundo han aplicado tras el colapso de Lehman Brohters.

Tradicionalmente, el sector asegurador siempre ha apostado por buscar rentabilidad segura. Invertían en bonos que pagaban un cupón periódicamente y al final de la inversión se recuperaba el principial. Estos bonos eran, sobre todo de renta fija.

Pero cuando la rentabilidad de este tipo de inversión ha caído a mínimos e incluso en algunos casos ha sido hasta negativa, los gestores de las aseguradoras no han tenido más remedio que asumir riesgos para cumplir con las exigencias de rentabilidad de sus empresas.

El resultado es que ahora las carteras de inversión de las principales aseguradoras están cargadas de acciones, bonos de empresas de alto riesgos, productos derivados, inversiones inmobiliarias, fondos de cobertura... El riesgo que asume cada una de estas aseguradoras es alto por si mismo, pero la verdadera alarma está en las interconexiones entre ellas. Es decir,se repite el riesgo de contagio que ya experimentamos en 2008. "Cada año hay más riesgo en estas carteras", dijo en una entrevista Zach Buchwald, director del grupo de instituciones financieras de BlackRock para Norteamérica. Y tales cambios pueden llegar a ser permanentes, especialmente porque muchas de las asignaciones son difíciles de revertir, dijo.

El riesgo de todos ellos está sobre todo en la incapacidad del sector financiero a predecir qué va a ocurrir en los mercados. Con la bolsa americana en máximos históricos ¿habrá una fuerte corrección? ¿Estamos cerca de una nueva burbuja en los precios de vivienda? Ni siquiera es posible saber cuánto durará la política de bajos tipos de interés, con una Janet Yellen con un pie fuera de la Reserva Federal.

Y según Buchwlad, la clave para frenar esta escalada de riesgos es encontrar inversiones que generen riesgos más predecibles. Él apunta a infraestructuras o bienes raíces. Al tiempo que parece olvidar que el gigante con pies de barro en que se convirtió AIG en 2008 tenía su cartera de inversiones precisamente cargada de inversiones inmobiliarias.

El análisis de BlackRock también carga culpas de esta situación a las exigencias regulatorias. Para evitar riesgos, la ley exige a las aseguradoras incrementar los colchones de capital cuando invierten en productos de riesgo. Al mismo tiempo esos mayores colchones recortan la rentabilidad final, por lo que para conseguir objetivos de rentabilidad deben invertir en otros productos de mayor riesgo.

Cisne Negro

Otras señales de alarma

La advertencia de BlackRock viene a reforzar la que ya lanzó hace algo más de dos años el propio Fondo Monetario Internacional. En su informe de la primavera de 2015, el FMI se centraba en los riesgos del sector asegurador europeo.Según el organismo presidido por Christine Lagarde el sector asegurador europeo tenía unos 24.000 millones de dólares expuestos a los vaivenes de precios de los mercados. Y alertaba "en caso de que ocurra un shock de magnitud, como una fuerte caída de los precios de los activos, las aseguradoras probablemente no puedan devolver el dinero a los inversores que han confiado en sus activos".

Según ese informe: más de la mitad de las aseguradoras de vida europeas estaban garantizando un retorno para la inversión que excedía la rentabilidad los bonos soberanos a 10 años de sus países, y por lo tanto estaban incurriendo en unos diferenciales de inversión negativos que eran "indeseables".

Los riesgos de solvencia en el sector también fueron detectados por la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones (EIOPA, en sus siglas en inglés) en los distintos test de estrés realizados en los últimos años sobre el sector asegurador europeo. En 2014, alertó de que el 24% de las firmas del sector no cumplirían los requisitos de capital en un escenario a la japonesa. Es decir, con bajos tipos de interés durante un largo periodo de tiempo.

En 2016, aconsejaba que las compañías dejaran de repartir dividendo para paliar el riesgo en sus negocios. Su análisis de ese año había detectado un agujero de 160.000 millones de euros.

La única forma de frenar esta escalada de riesgo parece ser una mayor rectitud en las políticas macroprudenciales de riesgo. Pero como ya ocurriera antes del estallido de la burbuja de 2008, no parece que haya mucha disposición a sacrificar beneficios en base a la seguridad.

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