¿Cinco tipos de contrato? Sobran cuatro

¿Cinco tipos de contrato? Sobran cuatro
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No vamos a negar que el paso al frente que ha dado el Gobierno simplificando la telaraña de contratos de trabajo existente hasta simplificarlos a sólo cinco tipos es importante. Sin embargo, mucho me temo que esta medida no terminará por reducir el gran problema de nuestro mercado laboral: la dualidad. De las cinco figuras contractuales que dentro de poco entrarán en vigor, cuatro de ellas siguen fomentando la temporalidad.

En un país con un mercado laboral tan anormal como el español, con una tasa de desempleo por encima del 25 %, cuando en el resto de Europa normalmente oscila en valores cercanos al 10 % e incluso inferiores, es obvio que la raíz del problema se encuentra en una estructura productiva discrimitatoria que diferencia entre trabajadores fijos y temporales. La temporalidad tiene mucho que ver con el hecho de que en España se destruya empleo con tantísima rapidez. Si dotamos a las empresas de las herramientas necesarias para fomentar la temporalidad en la contratación, estas las utilizarán a su favor. Así, cuando estos nuevos contratos entren en vigor los empresarios gozarán de cuatro modalidades contractuales con las que evitar la contratación indefinida: el contrato temporal, el de relevo, el de prácticas y el de formación y aprendizaje.

A la espera de conocer más detalles sobre las características de estos contratos, creo que estos pueden seguir representando una barrera a la contratación indefinida, ya que las empresas los utilizarán para hacer contrataciones temporales que se encadenarán unas tras otras con el único fin de evitar convertir el contrato en indefinido. Por tanto, la rotación de los trabajadores será alta, no habrá incentivos a la inversión en personal y la productividad laboral se verá resentida.

Nuestro mercado laboral no necesita tiritas, sino una hospitalización completa que resuelva su enfermedad. En este sentido, tal y como ya ha dejado caer Remo, la mejor opción pasa por implantar un contrato único con indemnización creciente acompañado de la mochila austríaca. Con él, las empresas perderían el miedo a contratar porque durante los primeros años la indemnización sería muy pequeña. Sin embargo, a la larga aportaría estabilidad a los trabajadores y las empresas se verían incentivadas a invertir en formación de personal. Sólo de esta forma existirían incentivos reales a mantener el empleo.

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