Sanciones a los fumadores... y a sus jefes

Sanciones a los fumadores... y a sus jefes
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El proyecto de ley antitabaco, que entrará en vigor el próximo año en España, incluye una novedad bastante relevante: por primera vez, los empleados pueden ser sancionados a título individual (con multas de 30 a 600 euros). Y no solo eso, sino que el empleado responsable del centro de trabajo ("el jefe") también podrá ser sancionado a título individual, con multas entre 600 y 10.000 euros. Nótese que se trata de "el responsable del centro de trabajo", no el empresario.

La novedad radica en que, hasta ahora, la normativa laboral hacía que el destinatario de las multas fuese siempre la empresa, como responsable de la aplicación de la normativa de salud y riesgos laborales, pero no los empleados individuales. Con este cambio de rumbo, se modifica la tendencia y se implica mucho más a los empleados en el cumplimiento de las leyes.

Sería interesante, en mi opinión, ampliar esta tendencia al ámbito de otras normativas laborales, como la prevención de riesgos. Resulta muy difícil para las empresas, hoy por hoy, hacer cumplir a sus empleados todas las normativas en este sentido. ¿Por qué? Pues porque su incumplimiento no tienen ninguna repercusión en ellos mismos, sólo en la empresa. Es cierto que hay empresas "piratas" que no hacen el gasto suficiente para procurar la seguridad y la salud laboral, y a esas hay que perseguirlas con todas las consecuencias. Pero no es menos cierto que hay muchos trabajadores que por costumbre, dejadez o inconsciencia no hacen uso de los medios que sí se ponen a su disposición. Y los mandos intermedios, por mucho que quieran insistir, tampoco pueden hacer mucho. En el fondo, ellos tampoco tienen una motivación económica para hacer cumplir las leyes.

Ante estas circunstancias, la empresa bienintencionada poco puede hacer y sin embargo es la que recibe las multas en caso de denuncia o inspección. Al menos, si las multas fuesen compartidas, todas las partes tendrían "incentivo" para cumplir la ley.

Lógicamente, esta característica de la ley antitabaco provocará incomodidad y descontento. No en vano, pone a empleados y mandos intermedios en una situación más difícil que antes, a unos porque existe un riesgo cierto y directo en su actividad perniciosa, y a otros porque se verán obligados a hacer de "policías" si no quieren ser multados. Pero quizás este tipo de iniciativas sean necesarias para lograr de verdad, y no sólo de boquilla, unos espacios laborales seguros y saludables.

Vía | Cinco Días En El Blog Salmón | Ley antitabaco: conflictos y oportunidades de negocio

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