Volvamos al mundo real en términos de trabajo

Volvamos al mundo real en términos de trabajo
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Esto es lo que pensé con la serie, (Pre)Parados, que El País publica sobre jóvenes desempleados con muchos diciendo (amenazando) que, tristemente, se marcharán del país. Volvamos al mundo real, quizás no el mundo que sus padres le han metido en la cabeza, pero el mundo real, no obstante.

El mundo no está hecho para que todos triunfemos automáticamente y para que a todos nos llegue lo que queremos porque si. En el mundo real hay que aprender a buscarse la vida y, si se aprende a cazar bien y hay presas disponibles, pues se come. Si no se aprende bien o las condiciones no están para que haya presas, pues no comemos y vamos al destino descrito por Charles Darwin.

Salir al mundo con papeles llamados títulos y con actitud de que el mundo nos debe algo y esperar que todo se resuelva como a uno le gustaría, pues, ese mundo no existe, ni hoy, ni con nuestros padres ni con nuestros abuelos.

Lo que entiendo de lo que dice la señorita en "me siento engañada", tiene títulos, incluso máster, y no le gusta cuando sale al mundo real que no le reciban con los brazos abiertos, con sueldo 'digno', con trabajo 'excitante' y con las expectativas de una carrera 'brillante'. Suenan bien esos deseos pero si esta joven entró a sus entrevistas o en sus prácticas con esa actitud, con todos mis respetos, no me sorprende que no la renueven después de sus prácticas.

Por otra parte, si tienen oportunidad para probar la suerte fuera, ¿por qué tan tristes, no son las oportunidades para evaluarlas y disfrutarlas no para sufrirlas a regañadientes?

Suena duro lo que digo, es verdad, pero es importante entender que nadie nos debe nada. Si tenemos títulos puede que consigamos mejores empleos, hoy o en el futuro, y ofertas más rápido aunque, cuando las cosas van mal en general, no se debe sorprender nadie que las ofertas no lleguen inmediatamente.

Si hay que estudiar, se estudia, si hay que hacer prácticas, se hacen y si hay que salir para buscarse la vida, se sale. Al final, ni la sociedad, ni los padres, ni los abuelos, ni nadie, nos debe nada. Lo que se consigue es porque se ha trabajado, estudiado, esforzado, sudado con entusiasmo y no con resentimiento ni arrogancia, y si hay algo de suerte, pues quién sabe, quizás llega una oferta. Si hay mucha suerte, puede que esa oferta cumpla con nuestros deseos, ¡ojalá!.

Vía | El País En El Blog Salmón | Cada vez son más los que desarrollan un trabajo inferior a su cualificación

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