Historia en un hospital del SAS: 40 minutos para cambiar un tóner

Historia en un hospital del SAS: 40 minutos para cambiar un tóner
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Hoy, he tenido que acudir a Urgencias de un hospital del Servicio Andaluz de Salud, nada grave pero molesto hasta tal punto que me ha sido necesaria esta asistencia médica especializada.

La estancia ha sido excesivamente larga y el trato por los profesionales sanitarios impecable, desarrollando correctamente sus funciones médicas y asistenciales, pero todo no puede ser perfecto y es que la informática tiene misterios insondables para muchos de los mortales.

Justo cuando la doctora me tiene que dar el informe de alta, resulta que la impresora, (HP LaserJet 1000) se queda sin tóner y hay que cambiarlo. La doctora comienza a darle vueltas a la impresora como si fuera la primera vez que ve semejante artilugio, las enfermeras y auxiliares idem, junto con los dos compañeros que llaman para que les echen una mano.

Después de quince minutos dándole vueltas a semejante artefacto monstruoso diseñado por un espíritu maligno, me ofrezco voluntariamente para realizar el cambio de tóner, básicamente porque tenía prisa por salir del hospital y me estaba comenzando a impacientar. Todos se niegan en rotundo al unísono y dicen que esa función no es del paciente, que “habrá que llamar a mantenimiento”.

La doctora descuelga el teléfono y llama a centralita. Cinco minutos más tarde la pasan con otra persona, y a los quince minutos aparece un chaval “encargado de mantenimiento del hospital” que lleva a cabo la sustitución del tóner. En total 40 minutos pàra cambiar un tóner,una consulta de urgencias parada, un paciente cabreado y una ingente cantidad de dinero público derrochado.

Recordemos que las mejoras de eficiencia se materializan en tiempo y no me creo que ninguna de las cinco personas que han pasado primero por la consulta no supieran cambiar un tóner. Es más, creo que cualquier persona en donde un ordenador es una herramienta de trabajo más, debe saber realizar con él estas funciones básicas.

Al fin y al cabo, esto nos pasa porque en los servicios públicos todos tiran con la pólvora del rey y la delimitación de la funciones llega a un extremo surrealista en muchas ocasiones. Con actuaciones como esta, podemos enterder porque estamos donde estamos y somos lo que somos.

Lo peor de todo es que este suceso no es un caso aislado y con anécdotas como esta, podemos comenzar a escribir y no parar en un par de años. Esto hay que cambiarlo, por el bien de todos.

Imagen | La voz de Utrera
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